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  EL PASTOR Enemigo de la iglesia
 
EL PASTOR: “Enemigo de la iglesia”
Por Frank Viola
Adaptado por Mario Rodriguez Bernier 
 
Hay una costumbre, muy difundida entre los creyentes cristianos, de dar una interpretación bíblica a instituciones que se han desarrollado a través de la historia. Basicamente lo que hacemos es tomar nuestra interpretación y forzarla a que quepa en las escrituras. Le damos martillo y deformamos la escritura hasta que case con nuestra interpretación. Y una de estas interpretaciones tiene que ver con el rol pastoral moderno altamente profesional de nuestros dias. Este es la personificación del cristianismo moderno. Pero si tomaramos a un cristiano del primer siglo y le mostramos la figura del pastor  moderno este no le reconocería. Para este creyente sería un personaje diferente al que el conoció en el siglo primero o en la iglesia neotestamentaria. El pastor moderno es una novedad extrabíblica que no tiene nada que ver con el rol pastoral neotestamentario. El cargo no existe en las escrituras. Por lo tanto la biblia se opone al papel que cumplen en tiempos modernos, como veremos en este escrito. El ministerio de pastor nunca fue un cargo siempre fue una función dentro del cuerpo de creyentes.

Efe 4:11 Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros,
Efe 4:12 a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,
 
 
La palabra perfecionar traduce el témino griego katartismós que significa capacitar, equipar, dar un mobiliario completo. Entonces los ministerios tienen la función de dar a cada creyente las herramientas necesarias, capacitarlo para que sea un edificador, que cumpla su rol para lo cual el Señor lo llamó. Para un mejor entender Imaginemos la figura de un arquitecto y alguien dandole las herramientas necesarias para facilitar su labor, pueda ejercer su trabajo, basicamente es un facilitador espiritual. Y  esto tenemos que tenerlo en mente teniendo claro en que se basa la reunión de la iglesia: La edificación mutua. Esto está claro cuando leemos el capítulo 14 de1Corintios:
 
1Co 14:26 ¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación.
 
Aca quedan claro dos cosas:
 
1. En la Iglesia Primitiva no había un ministerio profesional: Se recibía a todos los que tuvieran un don que fuera de utilidad a la congregación. Mientras que la iglesia actual ha establecido un ministerio profesional altamente especializado bajo la premisa que es necesario que alguien sea apartado para que viva un poco más cerquita de Dios y les traiga a sus compañeros la verdad, y la dirección, y el consuelo que Dios le da. Una casta espiritual mas alta que está mas cerquita de Dios. En la iglesia primitiva alguien que tenía un mensaje para sus semejantes, ni reglas ni normas eclesiásticas le impedian darlo. Es un error pensar que el ministerio profesional es el único que puede transmitir la verdad de Dios.
 
2. La reunión en la iglesia primitiva era flexible: Todos eran lo suficientemente libre como para permitir a cualquier persona que creía que tenía un mensaje el que lo pudiera transmitir. La iglesia actual exagera la dignidad y solemnidad y se ha exclavizado a un cierto orden de culto. En la reunión de la iglesia primitiva toda persona tenia el privilegio y la obligación de contribuir con algo en la reunión y nunca tubo la única intención de escuchar pasivamente e impavido; sino más bien con la de recibir y aportar. Está claro que eso tenía sus peligros; porque nos da la impresión de que en Corinto había personas a las que les gustaba demasiado hacerse oír; pero, con todo y con eso, la iglesia era entonces asunto de los cristianos de a pie más que ahora. La iglesia actual delegó todo en el rol altamente profesional moderno de tal forma que a los miembros no les quedó nada. Esto trajo como consecuencia que los miembros de las congregaciones piensen más en lo que la iglesia puede hacer por ellos que en lo que ellos puedan hacer por ella, y están más dispuestos a criticar lo que se hace que a asumir ninguna responsabilidad del trabajo de la iglesia por sí mismos. Los modernos ministerios de repartir sobre de Diezmos y ofrendas, saludador en la puerta del templo, acomodador de silla, asear el templo y hasta lavar el carro del pastor son una novedad posbíblica.
 
El excenario de del Capitulo 12 y 14 de 1Corintios es: Dios dotando a cada creyente con un don especial para que este sea utilizado en la edificación y la ministración de los unos con los otros. Somos comparados con un cuerpo que tiene diferentes órganos con diferentes funciones unidos bajo el vínculo perfecto de la esperanza, el amor y la fé. Es un excenario ampliamente participativo en donde cada uno de los miembros tenia la oportunidad de ejercer el don que Dios le habia dado. Muy diferente al excenario de hoy en donde el pastor es una gran boca y nosotros un gran oido. El pastor se robó el protagonismo de la reunión y usurpó el lugar de Cristo en la reunión. Permítame hablar en tono personal. ¡La función pastoral te ha quitado tu derecho de funcionar como miembro del Cuerpo de Cristo! Ha cerrado tu boca y te ha amarrado a un banco. Ha distorsionado la realidad del Cuerpo, convirtiendo al Pastor en una gran boca y a ti en una diminuta oreja. ¡Te ha transformado en un espectador mudo experto en tomar apuntes de sermón y pasar el plato de la ofrenda!
 
 
La mayoría de los hombres y mujeres que son Pastores nunca han considerado las raíces de esto que han recibido como cargo y no como función. Y nunca se les ofreció otra forma alternativa de servir a Dios. Esto, ciertamente, es una tragedia terrible. Sin embargo, aunque su cargo no tiene apoyo en las Escrituras, los Pastores ciertamente son de ayuda a menudo para las personas. Pero las ayudan a pesar de su cargo, no debido a él.
 
 
Es de notar en la escritura que la palabra pastor es siempre usada en plural. "Pastores". Esto es significativo. Porque, quienesquiera sean estos "Pastores", son plurales en la iglesia, no singulares. . "Pastores" viene del griego poimen. Uno que cuida manadas o rebaños. Así que "Pastor" es una metáfora para describir una función específica en la iglesia. No es un cargo ni un título. Un pastor del primer siglo no tenía nada que ver con el sentido especializado y profesional que ha llegado a tener en el cristianismo moderno. Por lo tanto, Efesios 4:11 no visualiza un cargo pastoral, sino meramente una de las muchas funciones en una iglesia. Los pastores son los que proveen naturalmente sustento y cuidado a las ovejas de Dios. Por lo tanto, es un error profundo confundir la función de pastor con un cargo o título, como suele concebirse hoy. La escritura no brinda  ninguna definición o descripción de quiénes son los Pastores. Simplemente los menciona. Lamentablemente, hemos llenado esta palabra con nuestro propio concepto de lo que es un Pastor. Hemos querido leer la idea moderna del Pastor moderno en el Nuevo Testamento. Ningún cristiano del primer siglo soñaría siquiera con el moderno cargo de Pastor. Los católicos han cometido el mismo error con la palabra "sacerdote". Uno puede encontrar la palabra "sacerdote" en el Nuevo Testamento tres veces para Una forma derivada de poimen se usa en Hechos 20:28 y en 1 Pedro 5:2, 3. El Nuevo Testamento nunca usa las palabras griegas seculares para las autoridades civiles y religiosas para describir a ministros de la iglesia. Además, aun cuando la mayoría de los autores del Nuevo Testamento estaban embebidos del sistema sacerdotal judío del Antiguo Testamento, nunca usan hiereus (sacerdote) para referirse al ministerio cristiano. El ordenamiento al cargo presupone un papel de liderazgo eclesiástico estático y definible que no existía en las iglesias apostólicas.
 
Para nosotros, las palabras 'obispos', 'presbíteros' y 'diáconos' están almacenados con las asociaciones de casi dos mil años. Para las personas que utilizaron estas palabras por primera vez, los títulos de estos cargos no pueden haber significado más que inspectores, hombres mayores y ayudantes… fue cuando comenzaron a asignarles significados teológicos inapropiados que empezó la distorsión del concepto de ministerio cristiano".
 
Los pastores del primer siglo eran los ancianos (presbíteros) y supervisores locales de la iglesia. Y su función estaba completamente reñida con el papel pastoral moderno.
 
El pastor moderno es a la congregación lo mismo que es el chaman a una tribu aborigen. Nace del deseo del hombre caido de tener un lider físico que lo hacerque a Dios. Este ha creado una casta espiritual especial de íconos religiosos. El brujo, el chamán, el rapsoda, el milagrero,  el adivino, el sabio y el sacerdote, todos han estado con nosotros desde el error de Adán. El hombre caído siempre ha tenido el deseo de erigir una casta sacerdotal especial que esté singularmente dotada para implorar a los dioses en nombre de él. Como criaturas caídas, buscamos una persona dotada de poderes espirituales especiales. Y esa persona siempre está marcada por un entrenamiento especial, una vestimenta especial, un vocabulario especial y un modo de vida especial.
 
 
Las semillas del Pastor moderno pueden ser detectadas aun en el tiempo del Nuevo Testamento. Diótrefes, "al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos" en la iglesia, asumió el control ilegítimamente. Además, algunos eruditos han sugerido que la doctrina de los nicolaítas, que Jesús condena en Apocalipsis 2:6, es una referencia al surgimiento de un clero temprano.
 
Junto a la búsqueda del hombre caído de un mediador espiritual humano se encuentra su obsesión por la forma jerárquica de liderazgo. Todas las antiguas culturas fueron jerárquicas en sus estructuras sociales en un grado u otro. Lamentablemente, los cristianos postapostólicos adoptaron y adaptaron estas estructuras para su vida eclesiástica, como veremos. El moderno cargo de pastor obedece a la intención del hombre caido de enseñorearce y colocarce en una posición por encima de los demás, pero el nuevo testamento nos muestra que la grandeza del creyente esta en converitirce en el servidor de los demás.
 
 
Mar 10:42 Mas Jesús, llamándolos, les dijo: Sabéis que los que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad.
 
 
Mar 10:43 Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor,
 
Mar 10:44 y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos.
 
 
Hasta el segundo siglo, la iglesia no tuvo ningún liderazgo oficial. En este sentido, las congregaciones del primer siglo eran una verdadera rareza. Eran grupos religiosos sin sacerdote, templo o sacrificio. Los cristianos mismos dirigían la iglesia bajo la dirección directa de Cristo. Entre la grey o rebaño estaban los ancianos (pastores, supervisores o ancianos). Todos estos hombres estaban en un pie de igualdad. No había ninguna jerarquía entre ellos.
 
 
Pablo pudo dirigirse a los ancianos reunidos de la iglesia de Éfeso como aquellos que el Espíritu Santo había designado obispos (Hechos 20:28).. Mas tarde, en las Epístolas Pastorales (las dirigidas a Timoteo y Tito), los dos términos parecen ser utilizados de forma intercambiable también" había obreros extralocales que plantaban iglesias. Eran denominados "enviados" o apóstoles. Pero ellos no fijaban residencia en las iglesias que cuidaban. Tampoco las controlaban. El vocabulario del liderazgo en el Nuevo Testamento no permite ninguna estructura piramidal. Es, más bien, un lenguaje de relaciones horizontales que incluye la acción ejemplar. Los pastores o ancianos estaban en medio de la congregación, no encima de ella. No eran nombrados, sino que eran reconocidos por la congregación bajo el principio bíblico de que el único que puede llamar al servicio es Dios y la iglesia solo reconoce lo que ya Dios dio.
 
Todo esto fue así hasta que Ignacio de Antioquía (35-107 d.C.) apareció en escena. Ignacio fue la primera figura de la historia de la iglesia en dar el primer paso por el camino resbaloso hacia un líder único en la iglesia. Podemos encontrar el origen del Pastor moderno y la jerarquía eclesiástica en él. Ignacio elevó a uno de los ancianos por encima de todos los demás. El anciano elevado era conocido ahora como "el obispo". Todas las responsabilidades que pertenecían al cuerpo de ancianos eran ejercidas por el obispo. En el año 107 d.C., Ignacio escribió una serie de cartas mientras iba camino a Roma para ser martirizado. Seis de las siete cartas tratan el mismo tema. Están llenas de una exaltación exagerada de la autoridad y la importancia del cargo de obispo. Según Ignacio, el obispo tiene el poder último y debe ser obedecido absolutamente. Considere los siguientes extractos de sus cartas: "Todos ustedes siguen al obispo como Jesucristo sigue al Padre… Nadie debe realizar ningún asunto de la iglesia sin el obispo... Donde aparezca el obispo, ahí debe estar el pueblo… Ustedes mismos nunca deben actuar independientemente del obispo y el clero. Deben considerar a su obispo como un tipo del Padre…Todo lo que él apruebe complace al Padre…" Para Ignacio, el obispo ocupaba el lugar de Dios, en tanto que los presbíteros ocupaban el lugar de los doce apóstoles. Solamente el obispo podía celebrar la Cena del Señor,  realizar bautismos, dar consejos, disciplinar a los miembros de la iglesia, aprobar matrimonios y predicar sermones. Los ancianos se sentaban con el obispo durante la Cena del Señor. Pero era el obispo quien la presidía. Él se encargaba de dirigir las oraciones públicas y el ministerio. Solamente en los casos más extremos podía un "laico" tomar la Santa Cena sin que el obispo estuviera presente. Porque el obispo, decía Ignacio, debe "presidir" los elementos y distribuirlos.
En la mente de Ignacio, el obispo era el remedio para ahuyentar la falsa doctrina y establecer la unidad de la iglesia. Ignacio creía que, si la iglesia pretendía sobrevivir el embate de la herejía, debía desarrollar una estructura de poder rígida según el modelo de la estructura política centralizada de Roma. El gobierno del obispo único rescataría a la iglesia de la herejía y las luchas internas. Históricamente, esto se conoce como el "monoepiscopado" o "episcopado monárquico". Es el tipo de organización donde el obispo se distingue de los ancianos (el presbiterio) y está por encima de ellos.
 
En el tiempo de Ignacio, el gobierno del obispo único no había prendido en otras regiones. Pero, para mediados del segundo siglo, este modelo estaba firmemente establecido en la mayoría de las iglesias. Para fines del tercer siglo predominaba en todas partes. Con el tiempo, el obispo se convirtió en el principal administrador y distribuidor de la riqueza de la iglesia. Era el hombre responsable de enseñar la fe y de saber de qué se trataba el cristianismo. La congregación, otrora activa, había sido transformada en sorda y muda. Los santos meramente observaban la actuación del obispo.
 
 
En efecto, el obispo llegó a ser el único Pastor de la iglesia, el profesional de la adoración común. Era considerado el portavoz y la cabeza de la congregación. La persona cuyas manos manejaban todos los hilos de control. Todos estos papeles hicieron que el obispo fuera el precursor del Pastor moderno.
 
 
Ahora que hemos desenterrado las raíces del Pastor moderno, consideremos los efectos prácticos que un Pastor tiene sobre el pueblo de Dios. La distinción antibíblica entre el clero y los laicos ha causado un daño incalculable al cuerpo de Cristo. Ha dividido a la comunidad de creyentes entre cristianos de primera y de segunda clase. Esta dicotomía perpetúa una terrible falsedad. A saber, que algunos cristianos son más privilegiados que otros en cuanto a servir al Señor, están mas cerquita de Dios.
 
Nuestro desconocimiento de la historia de la iglesia ha permitido que seamos embaucados. El ministerio de un solo hombre es completamente ajeno al Nuevo Testamento, pero lo aceptamos mientras ahoga nuestro funcionamiento. Somos piedras vivas, no muertas. Sin embargo, el cargo pastoral nos ha transformado en piedras que no respiran., en títeres inmoviles cuyo ministerio es la banca., convidados de piedra que solo servimos para ofrendar y diezmar.
 
Pero eso no es todo. La moderna función pastoral ha dado por tierra con el punto central de la carta a los hebreos: la finalización del antiguo sacerdocio mosaico. Nosotros hemos resucitado el antiguo sistema haciendo una copia caricaturesca del antiguo sistema y reeplazandolo por el sistema pastoral clerical moderno. Y esto ha permitido que hagamos otro experpento: Hemos creado un sistema financiero en base a un Diezmo ajeno al nuevo testamento.  Ha hecho ineficaz la enseñanza de 1 Corintios 12 a 14, que cada miembro tiene el derecho y el privilegio de ministrar en una reunión de iglesia. Ha anulado el mensaje de 1Pedro 2, que cada hermano y hermana es un sacerdote funcional.
 
Ser un sacerdote funcional no quiere decir que sólo puede realizar algunas formas reducidas de ministerio como cantar canciones desde su banco, alzar las manos durante la adoración, pasar transparencias o decir al que está a su lado lo que el pastor dice que le diga. Esta no es la idea de ministerio del Nuevo Testamento.
 
Tratamos al Pastor como si fuera un experto profesional. Pero no bajo la imagen de que nos capacite para servir a otros. Lo concideramos como el profesional capacitado por Dios para ministrarnos de parte de Dios. Pero esto vulnera el hecho de que cada creyente es un sacerdote. No solamente ante Dios, sino unos para con otros.
 
Pero hay algo más. El pastorado moderno compite con el liderazgo funcional de Cristo en su iglesia. Ocupa ilegítimamente el lugar único de centralidad y liderazgo entre el pueblo de Dios. Un lugar que está reservado sólo para una Persona: el Señor Jesús. Jesucristo es la única cabeza de la iglesia y la palabra final para ella. Por su cargo, el Pastor desplaza y suplanta el liderazgo de Cristo al colocarse como la cabeza humana de la iglesia.
 
Por esta razón, no hay nada que obstaculiza tanto el cumplimiento de los propositos de Dios como la moderna función pastoral. ¿Por qué? Porque ese propósito está centrado en hacer que el liderazgo de Cristo se manifieste visiblemente en la iglesia a través del funcionamiento libre y abierto de todos los miembros del Cuerpo. Mientras el cargo pastoral esté presente, usted nunca verá algo así.
  
El Pastor moderno no solamente perjudica al pueblo de Dios, sino que se perjudica a sí mismo. La función pastoral tiene la virtud de destruir todo lo que se le acerca. Las depresiones, los agotamientos, el estrés y las crisis emocionales son sumamente frecuentes entre los Pastores.
 
 
Las demandas del pastorado son abrumadoras. A tal punto que pueden agotar a cualquier mortal. Imagínese por un momento que usted estuviera trabajando para una compañía que le pagara de acuerdo con lo bien que hace que se sientan las personas que están con usted. ¿Y si su pago dependiera de cuán entretenido, cuán amistoso es usted, cuán populares son su esposa y sus hijos, lo bien que se viste y lo perfecto de su comportamiento?
 
¿Puede imaginarse el profundo estrés que le causaría? ¿Puede ver cómo esta presión lo obligaría a cumplir el papel de una persona altanera para mantener su poder, su prestigio y la seguridad de su trabajo? (Por esta razón, la mayoría de los Pastores se resisten a recibir cualquier tipo de ayuda.)
La profesión pastoral fija normas de conducta, como cualquier otra profesión, sea maestro, médico o abogado. La profesión dicta cómo el Pastor debe vestirse, hablar y actuar. Esta es una de las principales razones por las que tantos Pastores viven vidas muy artificiales.
 
En este sentido, la función pastoral fomenta la deshonestidad. Los feligreses esperan que su Pastor siempre esté alegre, disponible al instante ante cualquier llamado, nunca ofendido, nunca amargado, con una familia perfectamente disciplinada, y completamente espiritual en todo momento. Los Pastores cumplen este papel como actores en un drama griego. Esto explica el extraño cambio de voz cuando ora la mayoría de los Pastores. Explica su manera piadosa de unir las manos. La manera particular de pronunciar la frase "el Señor". Y la forma especial de vestirse.
 
Todas estas cosas son mayormente cartón pintado, completamente vacías de realidad espiritual. La mayoría de los Pastores no pueden mantenerse en su cargo sin corromperse en alguna medida. La política del poder endémica del cargo es un enorme problema que aísla a muchos de ellos y contamina su relación con los demás. La soledad profesional es otro virus muy frecuente entre Pastores. La plaga del llanero solitario impulsa a algunos pastores a otras carreras. A otros, los lleva a destinos más crueles.
 
 
 
   
 
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